Subida De Impuestos – Crisis – ¿Solución?

ruis ballesteros abogados y asesores tributarios
Las cuentas públicas habían ocultado cerca de dos puntos del PIB en concepto de déficit. Y el resultado será que buena parte de ese agujero -superior a los 20.000 millones de euros- lo pagaremos vía impuestos. Para empezar con una subida del IRPF -tanto para las rentas del trabajo, como para las del ahorro- y del IBI. Hay que recordar que ambos impuestos han subido ya en su pago efectivo real en los últimos años.

Más tarde, quién sabe si tendremos que completar lo que falte con subidas adicionales del IVA, especialmente en caso de que los servicios estadísticos confirmen lo que es un clamor: que el potencial agujero de Andalucía podría hacer rebasar incluso el 8% de déficit anunciado en las cuentas públicas nacionales.

¿Es conveniente para la economía una subida como la aprobada? ¿Es la mejor opción, en un momento en el que las familias arrastran un billón de euros en deuda y el comercio minoristas refleja, con caídas interanuales del 7%, la debilidad del consumo?

En primer lugar deberíamos recordar que esta subida dejará su huella en las retenciones fiscales a partir del mes de febrero y supondrá un peaje de hasta siete puntos adicionales sobre la actual escala del impuesto. De este modo, el tipo máximo del IRPF alcanzará el 52% y la tributación del ahorro llegará hasta el 27%.

Por lo que se refiere al Impuesto de Sociedades, el tipo para las grandes empresas en España se sitúa en el 30 por ciento, una carga de nuevo elevada si se compara con la media del 22,25 por ciento que opera en Europa. Sólo cuatro países quedan por delante de nosotros en llevarse una porción de los beneficios de la empresa: Malta, Francia, Bélgica e Italia.

Tan sólo en los impuestos sobre el consumo salimos ganando frente al esquema estándar europeo. Nuestro tipo general del IVA se sitúa en el 18%, casi tres puntos por debajo de la media de la UE (del 20,69%). De hecho, somos el tercer país de la UE con un tipo más reducido, sólo por detrás de Chipre y Luxemburgo. Razones, pese a las cuales, el nuevo Gobierno ha decidido seguir cargando uno de los impuestos que repercuten directamente en la creación de empleo -cuando tenemos una tasa de paro que roza el 23% según el último dato armonizado de Eurostat-, en vez de hacerlo sobre los que cargan el consumo.

Quizás lo más llamativo sea observar precisamente lo ocurrido en el año que acaba de finalizar, 2011. Porque pasado el ejercicio en el que se impulsó la subida fiscal, el impacto de impulso de la recaudación de aquellas medidas ha quedado neutralizado. Así, hasta noviembre de 2011, el sistema tributario nacional mostraba una evolución prácticamente inexistente (con un avance global de un 0,5%), el IRPF avanzaba 0,7 puntos menos que en 2010, el Impuesto de Sociedades reflejaba, directamente, una caída del 11,4%, el IVA se contentaba con un impulso del 2,5% (casi 44 puntos por debajo del impulso cosechado en 2011), y los Impuestos Especiales caían casi un 4%. El resto de ingresos se desplomaban más de un 6%.

Dicho esto, deberíamos preguntarnos si la decisión de subir el IRPF es la más adecuada.